Ya de regreso en casa decidí no quedarme con la duda y
me puse a hacer cuentas: si cada uno de mis padres aportó 50% de mis cualidades
y todos mis defectos los desarrollé yo solito (Ja!), quiere decir que de cada uno de mis abuelos
contribuyó con un 25%. Siguiendo esta línea de pensamiento, mis OCHO bisabuelos
participaron cada uno con 12.5% y así sucesivamente. Ya encarrerado y con un
buen tinto en mano, me dije: voy a calcular mis porcentajes de acuerdo al
origen de mi familia: Por el lado de mi mamá sabemos que uno de mis
tatarabuelos era alemán... eso me viene aportando algo así como un fabuloso
dieciseisavo (¿existe siquiera esa palabra?) de sangre alemana, es decir, un
increíble y fabuloso 6.25%. No me queda claro por dónde anda esa carga
genética, porque al menos a mis hermanos y a un servidor nunca nos llegó la
altura, la güereza, ni los ojos azules (perdón a mis lejanísimos parientes
alemanes por el abuso del estereotipo). Parece ser que lo único que heredamos
fue la predisposición genética a ciertas dolencias del viejo mundo que empiezan
a manifestarse después de los cuarenta. Dice mi MadreQueridaMadreAdoradaVamosalCineyTuPagaslaEntrada
que otro tatarabuelo era español. Por como siento en la sangre, seguramente le
encantaba el vino tinto y las aceitunas como a mí (¡a hue!) Además de este
grandioso dieciseisavo de genes alemanes y otro tanto de genes españoles, no
encontré más que rascarle al lado materno de la familia. Por el lado de mi
padre me contaron anécdotas, recuerdos, historias tristes, chistosas, amores,
desamores y bueno... digamos que la familia es grande y que los Martínez
seguimos decididos a poblar el universo. Lo que no encontré es algún
antecedente de otra nacionalidad. En mi investigación descubrí, de voz de una
de mis tías y confirmado por mi primo, que una de mis bisabuelas era prima
hermana de Julián Carrillo, el inventor del sonido trece... tal vez es por eso
que algunos no cantamos mal las rancheras.
Así pues, resulta que mi 6.25% de alemán y 6.25% de
español nada tiene que hacer contra un apabullante 87.5% de MEXICANO (Catorce dieciseisavos o
siete octavos, para los fans de las fracciones). Y es en esa mayoría donde muchos
podemos encontrar uno de los grandes tesoros de nuestro querido país: nuestros antepasados,
locales e inmigrantes, dejaron de ser quienes eran para convertirse en algo
nuevo, único, diferente y mejor. El mestizaje, doloroso sin duda, representa en
mi opinión el símbolo más palpable de nuestra mexicanidad. No queremos otro
origen del cual sentirnos orgullosos más que de aquel que nos regala tierra,
patria y libertad. Así de diferentes como somos, de chile, de dulce y de
manteca, somos un solo pueblo y siempre MEXICANOS. Buen día, buena semana,
buena vida. ¡Salud!
LA NOTA MUSICAL: Sergio Esquivel es uno de los grandes
compositores mexicanos. Si te gusta la música y la poesía, encuentra en su
repertorio todo ello, amalgamado con algo de nostalgia y condimentado con
tradición.
Nada falta mientras tengas
por siempre y a manos llenaseste cielo y esta tierra
para andarlos como quieras.
Nada falta mientras puedas
por siempre y a tu manera
sembrar de amor esta tierra.
México de vez en cuando
Se nos sube a la cabezaY se desbordan las ganas
Y no hay forma de frenarlas
Y se nos crece en un grito:
"Como tú, no hay otra patria"
Canción: México de vez en cuando. Autor: Sergio Esquivel. Álbum: Un tipo como yo (2004)
Twitter:
@gmomtz
Textos anteriores: http://bit.ly/2kdYNDn
Spotify:
http://spoti.fi/2kQYXSZ
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