miércoles, 24 de septiembre de 2014

Sobre la imperfección de las instituciones


(Extracto de una conversación cibernética con una persona letrada, a diferencia del autor, que es medianamente desordenado y profundamente disertador; y originada en medio de un cisma de una institución en común).

Dear Lady Y (léase por favor con acento tipo Downton Abbey):

Todas las instituciones son imperfectas. Si, todas. El gobierno, la Iglesia, la escuela, el ejército, etc. etc. etc. Inclusive la familia. Todas. Esa imperfección es parte de su ser, es natural e inherente a ellas. Por ello tienen momentos, situaciones o casos de incoherencia e incongruencia. Estos son generados en ocasiones por las personas, a veces por los procesos, otras veces por ambos y las más es un misterio su origen. Son imperfectas porque son humanas. Y por ello mismo, la parte positiva es que las instituciones no son inmutables: pueden cambiar.

La historia nos enseña dos caminos para lograr este cambio: el primero es radical y consiste en lo que los teóricos (y los prácticos) llaman "romper las estructuras" (coloquialmente "partirle la madre al sistema"). Este método es rápido, eficiente en cuanto al cambio, pero con riesgo en el resultado: usualmente da lugar a una nueva estructura que, pronto se convierte en una nueva institución y casi siempre reproduce y amplifica los problemas de la original, dando varios pasos atrás a lo logrado con la estructura anterior (una sola palabra como ejemplo: Venezuela).

El segundo es un cambio lento, continuo y gradual, una evolución. Cierto es que puede desesperar su lentitud (no olvidar que de los dinosaurios al ser humano pasaron varios millones de años), pero es adaptativo y va conservando lo positivo y desechando lo negativo.

Puesto lo anterior, creo firmemente que muchas instituciones deben cambiar: Las más de ellas requieren una reconstrucción desde los cimientos. Creo también que la mejor manera de cambiarlas es desde adentro, como un virus que llega, invade en silencio y crece. Esta manera nos requiere participando, opinando, discordando, acordando, convenciendo, siendo ejemplo en nuestro (mi) metro cuadrado. Este método aplica para todos los casos, inclusive si quieres cambiar a México: o hacemos una revolución y tiramos al abismo 204 años de vida independiente, o nos ponemos a participar asumiendo nuestra responsabilidad como ciudadanos que somos.

La imperfección de algunas instituciones nos duelen más que las de otras: escuela familia, iglesia. Y esto es porque tocan nuestro ser en lo más profundo. Sin embargo, es importante recordar, en todos los casos, que las instituciones son las personas que las forman... Pero TODAS las personas. No podemos juzgar a todo el gobierno por un diputado corrupto, ni a una familia por su "oveja negra", ni al ejército por un zeta desertor.

Soy optimista y rebelde. Siempre lo he sido. Quiero cambiar al mundo, pero sin romper las estructuras. Hay mucha sangre, sudor y lágrimas invertidos en ellas.

Hasta ahí el día de hoy. Buenas noches. Salud.

Yours sincerely. Lord F (leer esta última frase con acento Downton Abbey).


La nota musical:
Antes de cerrar el mes patrio, quiero presentarles esta canción que arranca lágrimas y suspiros a muchos mexicanos que viven en el extranjero. Los más jóvenes deben grabarse en la memoria que NO ES una canción de Luis Miguel (¡el cielo se apiade!). Esta pieza fue compuesta por José Alfonso Ontiveros Carrillo, mejor conocido como Guadalupe Trigo, y grandes intérpretes la han hecho suya en las últimas décadas.

Baila al son;
del tequila y de su valentía
es jinete que arriesga la vida
en un lienzo de fiesta y color.

Es un sol con penache y sarape veteado,
que en las noches se viste de charro,
y se pone a cantarle al amor.

“Mi ciudad”, Guadalupe Trigo (1941-1982)



Twitter: @gmomtz
 
--------------------
Publicado el 24/09/2014 en
www.antenasanluis.mx
http://antenasanluis.mx/sobre-la-imperfeccion-de-las-instituciones/


miércoles, 17 de septiembre de 2014

Hablemos de como hablamos (IV)

Infinidad de personas (dos) inundaron mi correo (¡uy sí!) con valiosas sugerencias para la cuarta parte de esta serie que ha tenido tanto éxito (¡ahá!). El lenguaje informal, como su nombre lo dice, debe ser usado en situaciones informales. Debemos ser cuidadosos en mantenerlo alejado del trabajo y nuestra comunicación formal.

Una palabra de moda en las conversaciones de hoy día es “literal” y su adverbio “literalmente”. Lamentablemente, del uso se ha pasado al abuso, y del abuso al mal uso. Pongan un poco de atención, especialmente en conversaciones entre adolescentes, y encontrarán algunas frases que “literalmente” les arrancarán una sonrisa. Me explico mejor con un ejemplo: “Fulano alcanzó a oír que estábamos hablando de él y literal me morí de la pena”. A ver, a ver, a ver. Explícame porque no entiendo: si verdaderamente estás muerto, ¿cómo puedes estar contándome esa anécdota? ¿Acaso resucitaste o eres una manifestación de ultratumba? Otro ejemplo, oído un viernes por la tarde: “Ha sido una semana muy pesada. Literalmente, estoy hecho pedazos.” ¿Te vino a visitar Jack el Destripador? ¿O tuviste un encuentro desafortunado con “El Pozolero”? Tal vez eres una figura de Lego que vino a la vida y perdiste algunas piezas en el camino por el esfuerzo de la semana: Misterios de la vida y el universo.

Haciendo un poco de investigación, parte del problema puede provenir de traducciones que tenemos de texto, audio y video del idioma inglés. En el idioma de nuestros vecinos del norte la palabra “literally” si está permitida como un “intensificador” para mostrar énfasis en una oración (ver nota 1), mientras que en nuestra lengua este uso no está explícitamente permitido (ver nota 2). Así pues, tengamos cuidado como la utilizamos.

Otra palabra que me pidieron analizar se usa ampliamente en nuestro México: “ansina”. Ante tan atenta petición, me puse a investigar y, ¿adivinen qué? Resulta que si aparece en el diccionario (ver nota 3). Está marcada como palabra en desuso (seguro los editores no han visitado comunidades de nuestro país ni han ido al mercado últimamente), pero finalmente existe como sinónimo de “así”. La que no aparece, para que ni se emocionen ni peguen de brincos es “ansinamente”. Ansina pues, no hay que abusar.

Por último, y aunque está por terminar el verano, quiero recordarles que “calor” es un sustantivo masculino. “La calor” no debe ser utilizado, a menos que sea como apodo de alguna conocida de ustedes. Salud.

La nota musical:
Y así como digo que el lenguaje formal tiene su lugar y su momento, el lenguaje informal también tiene los suyos. Las palabras compuestas, el doble sentido, las palabras altisonantes, los intensificadores (reduro) y los albures también forman parte de ese nuestro México de la calle, el mercado, la cantina y las noches de dominó. Hoy les comparto una canción de esas muy “séntidas” que siempre se oyen mejor acompañadas de un buen tequila.

Ya vas carnal,
yo agarrado de la moto, ella abrazada con otro,
¿quién sabe donde andarán?
¿Tú crees carnal?
¡Cámaras cuando lo supe!, le tupí reduro al chupe
y no la puedo olvidar.
Ya vas carnal,
si mi vida no retoña, todos los de mi coloña
se van a burlar, me cai.
Ya vas carnal,
pero no vale la pena, te juego hasta mi melena hijo,
que esa chava volverá.

“Ya vas carnal”, Gerardo Reyes.



Twitter: @gmomtz

--------------------
Publicado el 17/09/2014 en www.antenasanluis.mx

http://antenasanluis.mx/hablemos-de-como-hablamos-iv/



 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Más si osare un íntimo enemigo


Nuestro México es una nación joven: la próxima semana cumplirá apenas 204 años. Antes fue el Virreinato de la Nueva España y, previo a ello, el Imperio Azteca, con sus respectivos reinos anexos y pueblos subyugados.

Nuestra generación creció con actos cívicos llenos de discursos románticos y grandilocuentes (bonita palabra, ¿no creen) acerca de una patria perfecta y sempiterna (hoy si tenía el diccionario a la mano, jajaja). Sin embargo, si revisamos un poco la historia del hombre, nos daremos cuenta que los conceptos de nación, país y patria son relativos y temporales. Para muestra basta un botón, y como hoy amanecí generoso, les voy a compartir dos:
- El Imperio Romano tuvo presencia en la historia humana por más de 1000 años. La caída de Constantinopla, en 1453, puso fin a la patria por la que miles de personas transitaron. Seguramente muchos de ellos nacieron y murieron creyendo que sería una nación eterna.
- El Imperio Otomano prevaleció por más de 600 años, llegando a su fin con la Primera Guerra Mundial. Miles de personas que hoy día viven en países como Turquía, Túnez, Emiratos Árabes, Egipto, Líbano, Kuwait entre otros, son descendientes de ciudadanos de este imperio. Sus ancestros llamaban patria a este imperio, como ellos hoy denominan al país en el que habitan.

Hoy nuestro México sufre y llora, no por el extraño (extranjero) enemigo que ose profanar nuestro suelo, como menciona nuestro Himno Nacional. Nuestro México sufre por un enemigo interno, casi íntimo. Es un cáncer que habita entre nosotros y quiere arrebatarnos nuestra paz y seguridad. No cerremos los ojos, no pequemos de ingenuos: este cáncer es una amenaza real para nuestro país tal y como lo conocemos. Hoy más que nunca, nuestro país requiere ciudadanos honestos, responsables, rectos; mexicanos que en su hacer cotidiano respeten los lugares de estacionamiento, digan NO a las mordidas, manejen dando preferencia al peatón; ciudadanos que no saquen ventaja de su cargo público, que voten con inteligencia y sensatez y hagan valer su voto; mexicanos que quieran preservar y hacer durar esta nación para ellos, sus hijos y sus nietos. Me gusta esta patria. No quiero otra.

¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! Salud.


De verso en verso: Mi tierra.
Mi tierra que vibra
como una guitarra
que canta y que grita
con güiro y con arpa.

Mi tierra que sabe
a mole y a salsa
pozole y tortilla
frijoles y habas.

Mi tierra está llena
de espíritu y raza
de gente valiente
que sueña y alcanza.

Mi tierra es mi gente
mis padres, mi casa,
mi lengua, mi fe,
mis hijos, mi patria.


La nota musical:
Salvador Flores Rivera, mejor conocido como Chava Flores, compuso más de 200 temas. La mayoría de ellos retratan de forma magistral nuestra cultura, nuestra “mexicanidad”. Hoy estas canciones son documentos históricos del México que nos forjó. En una de sus más célebres composiciones, Chava Flores nos muestra como utilizar “Masiosare” como nombre propio, era ya motivo de risa hace casi 60 años.

Cuando yo tenía tus años ya había nacido Piedad,
Holocausto, Justiniano, Masiosare y Nicolás;
la menor de las Gutiérrez con cien vueltas se casó…
y esta Céfira no sale por más vueltas que le doy.

¡Vámonos al parque Céfira, para ver si encuentras cónyuge!
¡Vámonos al parque Céfira, yo te llevo y tú respóndeme!
Las muchachas por allá, los muchachos por acá
y sentados en las bancas los papás y las mamás.
Las muchachas por allá, los muchachos por acá,
y la banda de mi pueblo toca y toca a todo dar.

“Vámonos al Parque Céfira”, Chava Flores (1920-1987), grabada c. 1955



Twitter: @gmomtz


--------------------
Publicado el 10/09/2014 en
www.antenasanluis.mx



http://antenasanluis.mx/musico-poeta-y-loco-mas-si-osare-un-intimo-enemigo/