miércoles, 22 de julio de 2015

No cambiaría nada


No cambiaría nada


Esta semana cumplo veinte años compartiendo la vida con la dueña de mis quincenas (y de mi corazón). En todo este tiempo hemos acumulado una maravillosa colección de recuerdos que tienen como escenario nuestro San Luis Potosí, la cálida Celaya y el menos cálido Metepec (pero esto es solamente por el clima, no por su gente). Estas tres provincias de México han sido nuestro hogar y en ellas hemos crecido como personas, como pareja, como padres y como familia. En estos veinte años he reforzado mi convicción de que Dios existe y nos ama sin medida. A mí me ha dado tres evidencias contundentes e irrefutables. La primera es mi familia: me ha regalado lazos de sangre con gente buena, un poco dicharachera y pronta para la fiesta, pero buena al fin; además de otros lazos con familia elegida por el corazón, también gente buena, desordenada y estruendosa, pero buena también. La segunda evidencia es las personas con las que me ha rodeado: compañeros de escuela, colegas de trabajo, vecinos, padres de familia de compañeros de mis hijos y un largo etcétera. No concibo cómo es que tantas personas valiosas hayan sido puestas en mi camino siempre y en todo lugar, y más aún, que muchas de ellas me hayan honrado con su amistad. Esto está más allá de la suerte y de las coincidencias: es una mano divina. Espero corresponderles como se merecen. La tercera evidencia, y la más importante por el festejo de esta semana, es ella, mi compañera de vida y madre de mis hijos. No cabe duda: o hice algo muy bueno en una vida anterior o algo muy bueno tengo que hacer en esta para saldar la cuenta con el Creador. No hay más. Vamos por los siguientes veinte, y de ahí hasta que Él diga. Salud.

 

De verso en verso y Nota Musical: No cambiaría nada
 

Hoy les comparto unos versos que ya no son míos, son de ella; y que luego se hicieron canción, que ya tampoco es mía, porque también se la regalé. Esta canción no la van a encontrar en ningún lado porque no ha sido grabada todavía. Pero si nos encontramos y nos saludamos (del verbo ¡Salud!), igual y la cantamos.

 

Si yo pudiera regresar el tiempo
volvería a besarte en aquel momento,
tomaría tu mano otra vez inquieto,
tal como aquel día, todo fue perfecto.

Si yo pudiera regresar el tiempo
te diría en silencio cuanto es que te quiero,
igual que aquel día que elegimos juntos
sellar nuestras vidas con un sí y un beso.

Si yo pudiera regresar el tiempo
no movería ninguno de nuestros momentos,
si bien es que ha habido valles y desiertos
a ellos debemos que fuimos creciendo.

Y es que si hoy estamos en este momento
es que en el camino fuimos aprendiendo.
No cambiaría nada a este viaje intenso
pues yendo contigo, me siento completo.
 

Twitter: @gmomtz

 

Textos anteriores: http://columnamusicopoetayloco.blogspot.mx/

 
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Publicado el 22/07/2015 en
www.antenasanluis.mx
 



 
 

 

miércoles, 8 de julio de 2015

Huevos con Jamón


Huevos con jamón

 
Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana escuché la analogía de los huevos con jamón y el trabajo en equipo. Es una buena historia siempre que se quiere reflexionar sobre el compromiso, seguimiento, participación y tantas otras buenas costumbres y deseos del trabajo en equipo. ¿No la han escuchado? ¿En serio? No se preocupen. Es muy breve y muy sencilla, yo se las platico: Resulta que esta analogía se utiliza para explicar la diferencia entre participación y compromiso, ya que cuando preparas unos huevos con jamón la gallina participa, pero el cerdo se compromete. Simple, ¿no? Se explica por sí sola. Y ya en el contexto de un trabajo en equipo, pues se pide a los participantes que se comprometan con el proceso y con el resultado y no sean solamente gallinas que se limiten a echarle h…ganas.

Si bien esa analogía es útil y puede motivar y generar una línea de pensamiento positivo, últimamente me gusta más la que habla de las tijeras, que es tan simple  que consta de una pregunta y una respuesta: ¿Cuál de las dos hojas de unas tijeras es la que corta el papel? Respuesta: Las dos. De hecho con una sola sería difícil cortar, o al menos cortar bien. Y entonces, la participación de la gallina y el compromiso del heroico puerco sacrificado en el logro de la tarea, quedan opacados por la corresponsabilidad de las tijeras, que requiere que todos los participantes cumplan en tres dimensiones y con la misma intensidad: participación, compromiso y responsabilidad.

Por favor, ahora que entendiste estas analogías, no vayas a andar en el trabajo, por la calle y mucho menos en la casa señalando personas: “Ese es un puerco hecho y derecho”, “Tu vecina de escritorio es una gallina culeca”, “Querida, tus tijeras están bien afiladas”, “Jefe: es usted un puerco ejemplar”, etc. Te pido que no hagas esto primero por tu seguridad personal, pero más importante porque todas estas reflexiones tienen sentido solamente cuando las hacemos sobre nosotros mismos y nuestro actuar en relación con los demás. Así es que, en un momento de silencio, pregúntate como eres como ciudadano, en tu trabajo, con tus amigos y con tu pareja: ¿gallina, puerco o tijera? Salud.

 

 

De verso en verso: Las tijeras

 

No voy sola.
No estás sola.
Si vamos,
vamos juntas.

Si estamos,
somos dos,
siempre siendo
unas…

 

La nota musical:

Y siguiendo la idea de las tijeras, además de sincronía y corresponsabilidad (hoy si desempolvé el diccionario), no se podría hacer un corte preciso a menos que ambas partes estén dispuestas a ceder un poco, a permitir que la otra hoja, aún siendo afilada, pase cerca, muy cerca de la otra y viceversa.

 

Déjame entrar en tu miedo
Déjame ser tu confianza
Déjame ser la balanza que equilibra tus angustias.
Déjame ser tu guarida frente al mar
Déjame ser la tristeza que se va
Déjame ser la alegría que ponga luz a tu vida.
Quisiera que te lleves de mi vida lo mejor
la brisa que te acaricia esa me la guardo yo.

"Déjame Estar", Diego Torres, Álbum: MTV Unplugged Diego Torres, 2004

 

Twitter: @gmomtz

 

Textos anteriores: http://columnamusicopoetayloco.blogspot.mx/

 
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Publicado el 08/07/2015 en
www.antenasanluis.mx
 



 

 

Proyecto de Investigación


El universo encierra cientos de misterios. Algunos seguramente nunca serán resueltos, y otros tomarán décadas de investigación para encontrar una respuesta o al menos una pista de su solución. Con tantas cosas por saber, aprender y descubrir me gustaría que algún investigador hiciera un espacio en su apretada agenda para tratar temas del diario, preocupaciones del ciudadano de a pie. A mi me parecen importantes, espero que a ti también.

El primer tema de investigación consiste en lo siguiente: cuando voy a algún supermercado o centro comercial me pregunto por qué a los comerciantes les encanta utilizar el "ya merito" para fijar sus precios: ¿Por qué venden algo en $99 y no en $100? ¿Qué ganan marcando algo en $999.90? ¿Por qué no de una vez cobrar $1,000? ¿Cual es el objetivo? Mi limitado sentido común (muuuuy limitado según mi compañera de vida) me dice que tener precios cerrados ($10, $50, etc.) tiene beneficios: se simplifican las transacciones, la logística para tener "cambio" o "vuelto" es más simple, puedes llevar fácilmente la cuenta mental de tus compras, etc. Es más, se gasta menos tinta en escribir unos y ceros que nueves. Entonces, ¿por qué lo hacen? (Música de fondo misteriosa y profunda, tipo Jaime Maussan cuando afirma que ya mero vienen, que ya mero llegan, que ya están aquí).

El segundo tema que propongo tiene que ver con los procesos mentales femeninos. Estoy convencido que hay una barrera mental para la comprensión del sistema monetario en la mente de las mujeres. Un par de ejemplos: desde que estaba en primaria entendí perfectamente el concepto de "redondear", al igual que todos los niños que han circulado por el Sistema Educativo Mexicano. Es de todos sabido si tienes 6.5 o más en el examen “sube" a 7. Por el contrario, 6.4 y menor "baja" a 6. Obviamente una décima podía representar la gran diferencia el día que llevabas la boleta a la casa, y por eso la perseguías a como diera lugar. Es un sistema simple, sencillo y práctico: 8.7 “sube” a 9, 8.3 “baja” a 8 y así sucesivamente. Lo curioso es que este método no logra fijarse en la corteza cerebral femenina. De pronto ven unos zapatos que cuestan $1,499 y te dicen “están a muy buen precio, cuestan como $1,400” ¡Zas! ¿Se fijan? Es curiosísimo. Otro ejemplo es cuándo te dicen: “¿Me prestas dinero?” Y resulta que “prestar” para ti implica que va a regresar, pero aparentemente esa palabra significa “donar” para las mujeres, especialmente si pertenece a tu familia. Rarísimo el caso. (Otra vez fondo musical).

Espero que algún día alguna dependencia de investigación nos brinde luz ante estos temas tan escabrosos. Salud.


La nota musical:

Una canción compuesta con un propósito pedagógico, precisamente para explicar el tema del redondeo. El autor no supo ni cómo ni a que hora tan noble fin se desvió para terminar siendo una canción sin sentido, de alto contenido bailable y que se te queda pegada por horas y horas aunque la trates de olvidar.

 
Yo tengo una bolita que me sube y me baja
¡ay! que me sube y me baja
Yo tengo una bolita que me sube y me baja
¡ay! que me sube y me baja
Sube, sube, sube que sube ¡Ay, ay, ay!
Sube la bolita y sube la bolita ¡Ay, ay, ay!
Me sube, me sube, me sube y me sube ¡Ay, ay, ay!
Sube la bolita y sube la bolita. 

"Banana", Garibaldi, Álbum: Que te la pongo, 1990


Twitter: @gmomtz
 





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Publicado el 18/06/2015 en
www.antenasanluis.mx