Bonita costumbre esa, la de nuestros vecinos del norte, de reunirse una vez al año a dar gracias. No cabe duda que en momentos tan aciagos como los que vive nuestro México nos vendría bien sentarnos en familia y hurgar en nuestro corazón para encontrar todas las bendiciones que hemos recibido durante el año. Honestamente me preocupa que mis hijos se acostumbren a estar rodeados de malas nuevas, y no sean capaces de reconocer los buenos momentos que nos rodean. ¿Y si hacemos una lista? (Lease con la tonada del tema de Frozen) ¿Y si hacemos una lista? ¿Y si le pedimos a nuestros hijos que hagan la suya? Igual y nos sorprende que hay “hartas” cosas para recargar la esperanza y el buen ánimo. Aquí les comparto una parte de la mía:
Gracias por mi compañera de vida, porque camina conmigo pero lleva su paso, porque me toma la mano y me mira a los ojos, porque sabe escucharme y porque su paciencia y alegría es tan grande que alcanza hasta para mí. Gracias por mis hijos, que son principio, motor y fin de todo lo que hago y todo lo que busco; por que en ellos me siento seguro y me veo reflejado. Gracias por la familia que está lejos y siempre está al pendiente de nosotros; y que siendo profundamente alcahueta, no pierde oportunidad para reunirnos y hacer desorden, ya sea aquí, allá o acullá. Gracias por mamá, su alegría, su ejemplo, su tenacidad e ingenuidad.
Gracias por mis amigos, los de siempre y los de lejos, porque aun cuando los veo poco, es como si nos viéramos siempre. Gracias por mis amigos, los de ahora y los de cerca, porque crecemos juntos y me permiten formar parte de su vida. Gracias por mis amigos que me adoptaron como parte de su familia y aceptaron ser parte de la mía.
Gracias por todas las personas que me rodean y les agrado. Espero seguirles correspondiendo. A los que no les agrado espero darles de que hablar cuando se agoten sus ideas y ser un buen pretexto para descargar sus frustraciones.
Gracias por este espacio, que me reta, me llama, me enciende y me compromete.
Gracias por la salud, la lucidez, la energía, por la voz y por el canto. Gracias por los que leen y escuchan. Gracias por los que alzan la voz sin levantar el puño, por los que gritan sin ofender, por los que luchan armados de paz.
Gracias Padre. Salud.
La nota musical:
La primera interpretación y grabación de esta canción la realizó su compositora Violeta del Carmen Parra Sandoval, allá por 1966. Contradictoriamente, el disco vio la luz apenas unos meses antes que ella se quitara la vida. Esta es una de esas canciones a las que le sobran intérpretes y versiones, pero si debo escoger alguna, me quedo con la de Mercedes Sosa (1971).
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo
Gracias por mi compañera de vida, porque camina conmigo pero lleva su paso, porque me toma la mano y me mira a los ojos, porque sabe escucharme y porque su paciencia y alegría es tan grande que alcanza hasta para mí. Gracias por mis hijos, que son principio, motor y fin de todo lo que hago y todo lo que busco; por que en ellos me siento seguro y me veo reflejado. Gracias por la familia que está lejos y siempre está al pendiente de nosotros; y que siendo profundamente alcahueta, no pierde oportunidad para reunirnos y hacer desorden, ya sea aquí, allá o acullá. Gracias por mamá, su alegría, su ejemplo, su tenacidad e ingenuidad.
Gracias por mis amigos, los de siempre y los de lejos, porque aun cuando los veo poco, es como si nos viéramos siempre. Gracias por mis amigos, los de ahora y los de cerca, porque crecemos juntos y me permiten formar parte de su vida. Gracias por mis amigos que me adoptaron como parte de su familia y aceptaron ser parte de la mía.
Gracias por todas las personas que me rodean y les agrado. Espero seguirles correspondiendo. A los que no les agrado espero darles de que hablar cuando se agoten sus ideas y ser un buen pretexto para descargar sus frustraciones.
Gracias por este espacio, que me reta, me llama, me enciende y me compromete.
Gracias por la salud, la lucidez, la energía, por la voz y por el canto. Gracias por los que leen y escuchan. Gracias por los que alzan la voz sin levantar el puño, por los que gritan sin ofender, por los que luchan armados de paz.
Gracias Padre. Salud.
La nota musical:
La primera interpretación y grabación de esta canción la realizó su compositora Violeta del Carmen Parra Sandoval, allá por 1966. Contradictoriamente, el disco vio la luz apenas unos meses antes que ella se quitara la vida. Esta es una de esas canciones a las que le sobran intérpretes y versiones, pero si debo escoger alguna, me quedo con la de Mercedes Sosa (1971).
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día grillos y canarios
Martirios, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado
“Gracias a la Vida”, Violeta Parra, Álbum: Las Últimas Composiciones, 1966
Twitter: @gmomtz
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Publicado el 26/11/2014 en www.antenasanluis.mx
Publicado el 26/11/2014 en www.antenasanluis.mx
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