Hace unos días estuve en la celebración del XXV aniversario de mi graduación de preparatoria (Queridas Fans: es la verdad. No hay porque esconderlo: ya pasé los cuarenta, jajajaja). Una justa reseña del evento sería bastante breve: abrazos, saludos, sonrisas, recuerdos, buenos deseos. No hay más. Fue una catarsis de las buenas, inmejorable.
Pero más que una reseña, quiero hablar de la fuerza de los lazos que pudieron crearse en apenas dos años: Veníamos todos de distinto origen, buscando un camino y compañía para andarlo. Cuando terminamos, el camino aún no era claro, pero ya no estábamos solos: juntos habíamos vivido éxitos y fracasos, encuentros y desencuentros, amistades y enemistades, amores y decepciones. Más de una vez compartimos secretos, que acabaron siendo públicos; lágrimas, que al paso del tiempo supimos que fueron desperdiciadas; canciones, que hoy todavía cantamos a nuestros hijos; risas, que se prolongan hasta hoy con las mismas anécdotas de siempre. Juntos nos adentramos en los secretos del álgebra, festejamos campeonatos, memorizamos declinaciones del latín, estuvimos de campamento, dibujamos columnas dóricas, jónicas y corintias, disfrazamos un auto para un rally, sufrimos algunos exámenes y negociamos permisos con nuestros papás. Como dicen los clásicos: compartimos el pan y la sal (dignamente representadas en esos días por una cerveza y unas gorditas de Morales).
El refrán dice “recordar es volver a vivir”. A mí me pasó al revés: al convivir, aunque fuera unas pocas horas con mis amigos y compañeros, volví a recordar. Recordé de donde vengo y todo el camino que he recorrido para llegar hasta hoy.
En un abrir y cerrar de ojos (porque dos años son sólo realmente eso) tuvimos la oportunidad de regalarnos unos a otros sueños, ambiciones y esperanzas. Caminamos juntos llevándonos un poco de cada quien y dejando otro poco de nosotros en los demás. Luego cada quien tomó su ruta, pero siempre conscientes que habíamos compartido una escala en común. En mi camino voy acompañado por una persona increíble que me ha regalado tres hijos, y cuando levanto la vista para ver a mis compañeros en caminos paralelos, alcanzo a ver personas estupendas, en las que puedo confiar y a las que les deseo un feliz andar. Salud.
La nota musical:
Como anillo al dedo con la nota de hoy. Sin más preámbulos les dejo esta canción:
Nos gustaría brindarles el corazón,
vivir la vida de emoción en emoción,
sólo nos resta su atención agradecer,
y prometerles que los vamos a querer
Pero más que una reseña, quiero hablar de la fuerza de los lazos que pudieron crearse en apenas dos años: Veníamos todos de distinto origen, buscando un camino y compañía para andarlo. Cuando terminamos, el camino aún no era claro, pero ya no estábamos solos: juntos habíamos vivido éxitos y fracasos, encuentros y desencuentros, amistades y enemistades, amores y decepciones. Más de una vez compartimos secretos, que acabaron siendo públicos; lágrimas, que al paso del tiempo supimos que fueron desperdiciadas; canciones, que hoy todavía cantamos a nuestros hijos; risas, que se prolongan hasta hoy con las mismas anécdotas de siempre. Juntos nos adentramos en los secretos del álgebra, festejamos campeonatos, memorizamos declinaciones del latín, estuvimos de campamento, dibujamos columnas dóricas, jónicas y corintias, disfrazamos un auto para un rally, sufrimos algunos exámenes y negociamos permisos con nuestros papás. Como dicen los clásicos: compartimos el pan y la sal (dignamente representadas en esos días por una cerveza y unas gorditas de Morales).
El refrán dice “recordar es volver a vivir”. A mí me pasó al revés: al convivir, aunque fuera unas pocas horas con mis amigos y compañeros, volví a recordar. Recordé de donde vengo y todo el camino que he recorrido para llegar hasta hoy.
En un abrir y cerrar de ojos (porque dos años son sólo realmente eso) tuvimos la oportunidad de regalarnos unos a otros sueños, ambiciones y esperanzas. Caminamos juntos llevándonos un poco de cada quien y dejando otro poco de nosotros en los demás. Luego cada quien tomó su ruta, pero siempre conscientes que habíamos compartido una escala en común. En mi camino voy acompañado por una persona increíble que me ha regalado tres hijos, y cuando levanto la vista para ver a mis compañeros en caminos paralelos, alcanzo a ver personas estupendas, en las que puedo confiar y a las que les deseo un feliz andar. Salud.
La nota musical:
Como anillo al dedo con la nota de hoy. Sin más preámbulos les dejo esta canción:
Nos gustaría brindarles el corazón,
vivir la vida de emoción en emoción,
sólo nos resta su atención agradecer,
y prometerles que los vamos a querer
Somos amigos, de ustedes amigos,
amigos de verdad,
por siempre amigos, de ustedes amigos
no vamos a cambiar.
“Somos Amigos”, Timbiriche, Álbum: Timbiriche, 1982
Twitter: @gmomtz
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Publicado el 20/08/2014 en www.antenasanluis.mx
http://antenasanluis.mx/vivir-es-volver-a-recordar/
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Publicado el 20/08/2014 en www.antenasanluis.mx
http://antenasanluis.mx/vivir-es-volver-a-recordar/